LA SOCIEDAD DEL DESPERDICIO

 


Breve explicación de la sociedad del desperdicio.

Una caracterización básica de las sociedades industrializadas y económicamente desarrolladas ha sido el de productora de bienes de uso y de consumo por antono- masia. Es la sociedad de consumo de masas. Sin embargo, es un hecho constatable que, en cuanto a producción se refiere, estas sociedades producen más residuos que bienes (99% de las materias primas utilizadas en la producción de bienes o que con- tienen esos bienes en Estados Unidos se convierte en resíduo a las seis semanas de su venta (Hawken, 1994), más los residuos de la energía, del agua y del aire que se utiliza, más los residuos que resultan de la extracción y transporte de dichas mate- rias primas). Además de esta producción masiva de residuos, es igualmente consta- table el incremento del nivel de peligrosidad de muchos de éstos, desde los radio- activos a los derivados del desarrollo de la industria química.

Otra caracterización importante de estas sociedades viene referida al papel sim- bólico social que precisamente el consumo de masas lleva aparejado. El crecimiento económico en estas sociedades está muy relacionado con consumos cada vez mayo- res. De esa manera, la "renovación" de la mayoría de los bienes adquiridos se con- vierte en el valor social más prestigioso, y la "velocidad" de esa renovación se con- vierte en la identificación por excelencia del estatus social de cada individuo-con- sumidor. Es entonces cuando el resíduo comienza a ser producido como algo "nece- sario" para el buen funcionamiento del nuevo y voraz sistema económico, hasta el punto de ser considerado como uno de los indicadores de desarrollo económico y, alargando el argumento, de bienestar social.

Pero ese papel simbólico puede abarcar también otros aspectos centrales de las sociedades. Es el caso de la identidad cultural, elemento necesario de integración en todas las sociedades, incluídas las modernas que aquí estamos tratando. Es más, es precisamente en estas sociedades donde se puede estar produciendo una necesidad mayor del reforzamiento de su identidad particularizada, precisamente entre otras causas por la creciente internacionalización de la economía, la política y otras ins- tancias sociales. En ese proceso, el medioambiente, la naturaleza, y concretamente el discurso sobre los residuos pueden estar jugando un papel importante en los pro- cesos de construcción social de la identidad cultural propia.

LA SOCIEDAD DEL DESPERDICIO: ALGUNOS ELEMENTOS PARA LA CONCEPTUALIZACIÓN SOCIAL DE LOS RESIDUOS EN LAS SOCIEDADES MODERNAS.

Al no ser devueltos estos residuos a su lugar de origen, ni recuperados para pos- teriores utilizaciones, y al ser generados cada vez en cantidades mayores, se ha esta- blecido un modelo económico de duración limitada, asociado al agotamiento más o menos próximo de los recursos, ya sean éstos recursos energéticos, materias primas, agua, suelo o aire.

Debido a la creciente generación de residuos, cada vez más abundantes en canti- dad y en peligrosidad por su composición, es prácticamente imposible su recogida y tratamiento en profundidad, ya sea para disminuir su peligrosidad, reciclarlos o almacenarlos sin riesgos, dado que unos residuos se generan en forma sólida, pas- tosa o líquida, pero otros se emiten a la atmósfera en forma de finísimas partículas sólidas en suspensión o bien en estado gaseoso.

Cada vez se generan más residuos de composición fisicoquímica extraña a los materiales existentes en la naturaleza, y a su peligrosidad, conocida unas veces y desconocida otras, hay que añadir su no biodegradabilidad y su comportamiento desconocido en el futuro (pueden ocurrir sinergismos) as como la duración de su peligrosidad, muy por encima quizás de nuestra propia civilización como es el caso de algunos residuos radioactivos.

Como consecuencia de todo ello, el vertido sobre el medio biofísico de las enor- mes cantidades de residuos que se echan producen daños irreparables en los eco- sistemas a gran escala: contaminación de suelos, agua y aire, envenenamiento de animales y vegetales, etc. y repercute en último extremo en la salud humana.

En definitiva, los residuos se hacen presentes en las sociedades modernas según aumenta el nivel de vida de la población. Existe una correlación positiva entre nivel económico y cantidad de residuos que se producen: a mayor nivel económico, más residuos. Aunque este no sea el único factor que incide, si es el más significativo. Es importante destacar que, a diferencia de las sociedades agrarias tradicionales, la percepción social dominante de los residuos en las sociedades modernas, es de algo a rechazar. El resíduo tiene una connotación negativa, sucia. Es por ello que en las primeras políticas de gestión de los residuos el esfuerzo principal se pone en ocul- tar el resíduo, en depositarlo allí donde no se vea.

El vertedero es la primera respuesta a esta preocupación. La contestación social al vertedero por razones de contaminación y por la dificultad de localización de esos vertederos situan el tema de los residuos en un lugar relevante de protagonismo social. Es entonces cuando se plantea de forma más amplia la gestión económi- ca y ambiental del resíduo. La basura comienza a verse como un mercado que genera una cuota de negocio nada despreciable. Las grandes empresas y la tecnología sofisticada, ligado a un sistema impositivo, ocupan entonces el modelo dominante de gestión de las basuras. Dentro de ese mismo modelo, el reciclaje de las basuras, es decir la recuperación de las materias primas para ponerlas de nuevo en el ciclo productivo, empieza también a aparecer como un mercado potencial.

¿Por qué entonces se presenta al reciclaje como el paradigma de solución del problema de las basuras? 

Una primera explicación se deriva del hecho del importante aumento de la conciencia ambiental demandando soluciones al problema de los residuos que constrasta con la falta de alternativas que el Estado ofrece. Ante la imposibilidad de abordar el problema en profundidad que implicaría un cambio sustancial del sistema productivo y de consumo, el reciclaje ofrece la posibilidad de un consenso social fácil. Sin embargo, dada la inefi- ciencia global del reciclaje (aunque en cualquier caso es mayor que otros sistemas como son el vertedero o la incineración, y justamente lo que abogamos es por un aumento del reciclaje aunque no solamente), como concepto y como actividad, la explicación de ese consenso social habría que buscarla principalmente en el mundo de lo simbólico.

El reciclaje es un símbolo que puede satisfacer a muchas partes. No pone en cues- tión los sistemas de producción ni de consumo, implica de una manera u otra a todos los agentes sociales, y además da la oportunidad de aportar una valoración social positiva a las sociedades que lo realizan. 




Comentarios